miércoles, 14 de marzo de 2012

Resiste corazón…solo resiste.

Sentada en una amplia reposera, veía corretear a su pequeña en la terraza.
Por un instante sus pensamientos volaron hacia el horizonte.

Un secreto, le hizo sentir una alegría mesurada y contenida, íntima y solitaria. Recordó el rostro de su medico, cuando le extrajo el dispositivo intrauterino y sus recomendaciones.
Había que esperar unos meses para volver a maniobrar una nueva colocación;
Sus recomendaciones eran lejanas y distantes de su realidad.
Su silencio interior se hizo más abismal y solitario. Sintiendo de nuevo, esa sensación de terror recorriéndole en la espalda.
Estaba absolutamente convencida, de que un nuevo embarazo
después de cinco años, no era conveniente.
Y buscando la mirada de su pequeña,tomo una decisión. Solo tenía que esperar…

Anuncio y locura inesperada

Ultimó los detalles de la velada navideña, puso flores en el centro de la mesa, y después de ver, que su pequeña esté lista y arreglada, fue a cambiarse.
Subió las escaleras del baño.
Cuando llego, Emmanuel le abrazo diciéndole lo bonita que se veía,
tomo de la mano a la pequeña y cruzándole el brazo sobre el hombro, caminaron juntos hacia la terraza.
Sorprendido de todo cuanto veía preparado, le dijo: Todo está hermoso.
Cuando estaban sentados a la mesa, Emmanuel tomo el sobre, que estaba
frente a su copa, sin retirarle la mirada a Berenice.
Su rostro se transformo después de leerlo, y Berenice comprendiendo su desagrado, disculpándose un momento, se levanto dirigiéndose hacia el baño.
Se tomo un momento, respiro hondo y volvió, Emmanuel le estaba esperando, apretó su puños y la empujo,Berenice rodó por las escaleras y escuchando la voz de su pequeña que la llamaba, se incorporo a prisa, se arreglo el pelo, seco sus lagrimas y acudió a su pequeña, que corriendo hacia ella, la abrazo diciéndole: mami te estaba buscando…

Largas horas de silencio y soledad

Fueron tres meses de reposo absoluto los que hizo Berenice,esperando a su primer hijo varón.Su pequeña Magi quedo al cuidado de su hermana,que después de las horas de entrenamiento,llegaba por la noche a su casa,
a contarle bulliciosa su día escolar y sus avances en saltos y piruetas.
Luego se acurrucaba a su lado,Berenice le daba cuerda a una cajita musical y colocándola entre su vientre y ella,se dormían abrazadas.
Sus actividades laborales,quedaron a cargo de Emmanuel,
quien poco a poco y a través de sus influencias fue falsificando papeles,
dejando a un lado el compromiso pactado,que Berenice firmo con diversos
convenios comerciales.

Fraudes y nueva vida para el mes de julio

Las murmuraciones y comentarios, comenzaron a inquietar el corazón de Berenice.
Se levantó una mañana, se arreglo y se presento en el restauran, ante la mirada de sorpresa,de los empleados y del propio Emmanuel.
Tomó su lugar en la caja de la administración contable y en silencio revisó papeles, que le fueron revelando la verdad.
Había sido estafada por su propio marido y endureciendo su corazón,
reinicio sus actividades sin decir nada. Había mucho por resolver y tenía que
estar entera, dispuesta a iniciar una nueva y difícil batalla, su buen nombre
estaba en juego y su dignidad le gritaba, prudencia.
Magi se preparaba para su competencia acrobática más importante; el campeonato nacional, mientras su vientre maduraba para dar a luz.
Y con esas fuerzas que le daba la mirada de su pequeña
y los latidos de la vida al unísono con la suya continúo luchando incansablemente, hasta esa noche fría y de llovizna helada, en la que rompiendo bolsa, dio a luz prematuramente a su niño,en la maternidad.
Cuando el niño estuvo desnudo en su pecho, mirándole a los ojos, pensó:
pequeño mío… bienvenido a la vida, mamá siempre te cuidara.
Dos días después Magi ganaba el campeonato nacional,
clasificando hacia su primer campeonato mundial.



Dos meses después

Llego con el pequeño en brazos y Magi a su lado.
La estaban esperando unas personas, quienes dándose a conocer le informaron que quedaba detenida.
Berenice accedió a ir con ellos y con su pequeño fue a prestar declaración.
Fueron las horas mas largas de su vida, el niño lloraba y su incertidumbre de cómo acabaría todo la angustiaban.
Esa noche arropando a los niños para dormir, recordó su turno con el médico.
A la mañana siguiente se sometió a la colocación de un nuevo dispositivo
intrauterino. El tiempo de su matrimonio se acaba…

Cristina

martes, 13 de marzo de 2012

Juegos, piruetas, acrobacias…

Corrió cruzando la cancha,para detener una pelota perdida.Su mirada se detuvo un momento, para observar a su pequeña.


Y fue allí, entre pique y pique de pelota, gritos, risas y carcajadas, de una “picadita” de Básquet.
Que Berenice observó por primera vez la destreza de su pequeña de apenas tres años, haciendo piruetas en los caños de una arco de Jockey.
Se preguntaba quien le había enseñado tanto… y se admiraba verla sin
miedos, ni vértigos, al contrario!!! la pequeña caminaba sobre el caño superior
haciendo equilibrio, con una postura de cuerpo que Berenice recordó de sus años
de formación en gimnasia deportiva, como una postura en equilibrio, complicada
de lograr.
Pensó para si misma: esta pequeña tiene talento… Se aparto del juego
y se sentó a observarla. Casi al mismo momento un profesor de gimnasia se sentó
a su lado, diciéndole: La estas mirando
verdad?
Berenice asentó con la cabeza y sin distraer su mirada, murmuró: si…. es
muy buena, esta niña mía!!! Un cúmulos de recuerdos de su infancia en el
gimnasio, se abrían en su memoria como fotografías. Entrenando con su hermana,
horas y horas, bajo la directiva de una profesora Checa.
Giró en seco su rostro y mirando al profesor le dijo: “Paloma” te animas a entrenarla? El abrió los ojos sorprendido diciéndole: te animas a entregármela? Berenice le contesto:si… bajo mi supervisión.
El respondió desafiante: Será muy duro.
Vos sabes muy bien… Si… Respondió ella. Pero la disciplina
ya esta en ella, mírala se auto desafía!!!….tiene mucho talento.

Jugando a entrenar


Magi tenia la costumbre desde que aprendió a nadar, siendo casi un bebé, a pasar interminables horas,jugando en el río, haciendo piruetas, buceaba bajo el agua, para súbitamente aparecer, cual delfín y dando giros hacia atrás sobre si misma, volvía a
desaparecer. Esas horas tan largas expuesta al sol, comenzaron a preocupar a
Berenice.
Así es que, pensó proponerle a la pequeña, cambiar el juego en al
agua, por una superficie de colchonetas y aparatos acrobáticos.
A lo que la niña accedió gustosa.

Jugar a ser la mejor


Todo paso increíblemente rápido…sus horas de entrenamientos eran en ella una adrenalina constante de superación.
Las piruetas que simulaban los movimientos y las posturas del
conejo, la rana, el delfín, fueron dando paso a la media luna con una mano, sin
mano, rondo, fli- fla, mortal adelante, con un giro, doble giro. Y de pronto!
allí estaba la pequeña con casi tres años, participando de su primer torneo de
gimnasia acrobática. Escalando tan rápido en los puestos, que con siete años en
la vida y el desafió a ser la mejor en su corazón. Fue campeona nacional en su
categoría. Federándose hacia el campeonato mundial.

Seis años después.

Cruzo corriendo el gimnasio, su corazón estaba a punto de
estallar. Los gimnasta formaban un circulo cerrado, Berenice con lagrimas en los
ojos pregunto: donde esta?? El asistente técnico con el coordinador de deportes
le dijeron, acaban de llevársela…vamos!!! te llevamos con ella. Berenice agonizo
durante los pocos minutos, que tardaron en llegar al centro de traumatología.
Respiro hondo al bajar del auto, caminaba con la prisa de la calma, secándose
las lágrimas, recomponía su rostro. Lo único que deseaba era darle calma y
seguridad al presentarse y mirarla a los ojos. Magi la escucho entrar y dijo:
mama?? Berenice le contesto acercándose: Aquí estoy hija…su niña le acerco sus
manos y encontrándose con las suyas le dijo llorando: Mami me rompí la
pierna!!!… mami me duele tanto!!! Berenice le acaricio el rostro, seco la
transpiración de su frente y besándola le dijo: todo va estar bien
tranquila…pequeña tranquila. Berenice sentía nauseas y los sentimientos del
dolor estallaban en su vientre.

En lo más alto…detenerse

El diagnostico fue, una burbuja ósea, que ante las exigencias de los entrenamientos rompió tibia y peroné sin ser expuesta.
Salio de la sala de rayos, y se sentó a esperar ver salir a su niña.
Mientras pensaba, como explicarle lo que sucedía. Había que
inmovilizar la pierna. Magi tenía doce años recién cumplidos. Y faltaba dos
meses para viajar al mundial en Nueva Zelanda. Ella quedaba fuera de torneo.
Cuando la vio salir se acerco a la camilla y caminando a su lado en silencio le
acariciaba su rostro. Magi le pidió que se acercara, y murmurando le dijo: mami
no permitas que me anestesien y no me dejes sola, por favor. Berenice le sonrió
contestándole: vaya niña valiente!! Veremos… ya veremos. El médico escucho el
pedido y haciéndole un guiño a Berenice la hizo pasar a la sala de
traumatología. Magi observaba todos los movimientos con los ojos inmensamente
abiertos y sin soltarse de la mano de Berenice.
Cuando la niña, vio bajar la mascarilla, incorporándose medio cuerpo
detuvo a los traumatólogos diciendo: soportare el dolor…no necesito que me
anestesien. Los médicos se miraron entre si y aprobaron el pedido, con la
condición de que los deje trabajar. La niña sosteniendo la mirada en Berenice
le dijo: dame un lápiz, y colocándose en la boca, asintió con la cabeza la
maniobra. Los médicos trabajaron sorprendidos estirando sus pierna uno en cada
extremo, bajo una cámara de imágenes. El lápiz se quebró y apretando un pañuelo
en la boca, soporto el dolor. Magi y Berenice, volvieron esa noche a su casa y
Berenice recostada a su lado le explico, que su vida de gimnasta se quebró.
Solo por un tiempo…

En el presente Magi, como profesora de educación física, proyecta concretar el sueño de entrenar un equipo de gimnastas, mientras juega haciendo piruetas en la cama con sus dos pequeñas, que comenzaron a imitar las piruetas,de conejos, ranas y delfines.



Cristina

sábado, 10 de marzo de 2012

Fuerza, orgullo, despedida final


Atenta pero displicente, Berenice miraba como su medico manipulaba con sus manos un dispositivo intrauterino.
Se sometió a su colocación y decidida a revertir su situación,salio del consultorio y con su pequeña en brazos,se presento ante los coordinadores de una organización de
ayuda a mujeres que sufren violencia domestica.
Hizo su descargo, se registro y salio.
La notificación a Emmanuel de dicha exposición, le dieron a Berenice
cinco años de paz.

Superando dificultades

Durante esos años fue ganado
suficiente terreno, sobre su independencia conviviendo con Emmanuel.
Tenia un buen trabajo desde hacia varios años, en el sector administrativo de la Provincia. Además concretó un proyecto anhelado: tener su propio restaurante en un Club privado y selecto. Se propuso cuidar su familia y luchar por ella, sosteniendo que su pequeña niña, no debía sufrir la separación de sus padres.

El amor de su vida… su Lucero.

Dejo su bolso y escucho el timbre de la puerta. Espero el aviso: Sra. Un anciano la busca, dice que es su padre. Berenice sintió su corazón saltarle de alegría y corrió a abrazarlo, tomo el pequeño bolso que traía y dejándolo a un costado, comenzó a acariciarle su rostro y sin parar de besarlo, noto sus marcadas arrugas, su pequeñez y su tierna y triste mirada.
Berenice abrazándolo fue colocando su menudo cuerpo sobre su regazo y sonriéndole, llamo a su pequeña de dos años. Cuando la niña estuvo
frente a los dos, Berenice le dijo: pequeña mira, el es el abuelo “pibe”. La
pequeña abrió sus inmensos ojos azules por debajo de sus dorados rulos y
tomándole de la mano le dijo: Abuelo…!? Y el dragón feo? Lo mataste?. Berenice,
le hizo un guiño a su emocionado y desconcertado padre. El levanto a la pequeña
y con las dos en su regazo, les contó que el dragón se había muerto de viejo.

Confidencias de dos amores.

Toco suavemente la puerta, anhelante y feliz. Paso despacito y una vez dentro de la habitación, vio a su padre de rodillas al pie de la cama, llorando.
Le acaricio el cabello y secando una lagrima que rodaba le pregunto: que sucede? El incorporándose con dificultad se sentó a su lado y le dijo: Nada hija, solo rezaba. Ella abrió sus ojos y sonriéndole le respondió: rezar? El le devolvió una enorme sonrisa y le contesto: si… rezo. Sabes? Dios me ayudo a dejar de beber hace varios años… y desde entonces mi vida es plena y soy feliz.
Berenice, recordando su espiritualidad le pregunto: papa tu eres protestante verdad? El le asintió con la cabeza y le extendió su Biblia y una pequeña libretita con tapa roja, donde apuntaba, capítulos y versículos, con frases para meditar. Berenice estaba tan sorprendida que no le cabía una sola palabra. Hicieron un profundo y breve
silencio, mientras ella hojeaba con cuidado sus apuntes. Berenice rompió el
silencio, y se animo a preguntar: papa porque volviste a nosotras. El contesto
tranquilo y animado: estoy enfermo, muy enfermo y no quería irme sin antes
volver a verlas. Ella lo abrazo y abrazándolo, volvió a escuchar su corazón
y se quedaron los dos palpitando en un solo latido.

Cinco meses más tarde…

Entro apresurada,llamando a su padre. Lo encontró en su habitación ultimando su bolso. Se detuvo en seco y pregunto con firmeza: adonde vas?? El solo respondió: me voy… vuelvoa casa. Berenice estallo: Porque!!! Escucha te necesito… no te vayas!!! La
pequeña cumplirá años en unos días y recuerda el mió es pasado mañana!!! Por
Dios no te vayas!!! Y lo abrazo repitiéndole una y otra vez… no te vayas!!! El
solo la miraba haciendo silencio. Se sentó al borde de la cama le tomo la mano
y le atrajo hacia si. Le acaricio el rostro, con una ternura que a Berenice le
dolió. Luego dijo firmemente; me voy hoy… después del mediodía. Berenice
estallo de nuevo: diciéndole: Esta bien vete!!! Vuelves a dejarnos solas!!! Y
vas a morirte solo verdad? Lejos de nosotras…Pues te diré lo que te sucederá!!!
Estarás tan solo cuando te mueras!!! Que los perros te arrancaran las
entrañas!!! El intento callarla. Pero Berenice ya no gritaba palabras, solo se
escuchaba su llanto, que intentaba ahogar, tapando su boca y secando su
mejillas y sus ojos. El se acerco para abrazarla, pero ella lo rechazo y pegando un
portazo se encerró en su habitación. Abrazo a su pequeña que dormía la siesta,
y mientras la miraba en silencio, ahogo su llanto y entre susurros le dijo:
Princesa…nos quedamos solas… de nuevo.

La verdad de un eterno final

Se dio vuelta, y le levanto
su mano, el le respondía sus saludos, dibujando en sus rostro, sonrisas
inolvidables. Como fotografiándolo, ella retuvo su imagen en su mente. Parado
solitario con su bolso en la mano, envuelto en la polvadera del camino y
continuo mirándolo, hasta que la distancia lo esfumo de sus ojos, secos de
tanto llorar. Cuando volvió encontró a su hermana, que la estaba esperando.
Berenice abrazándola le pregunto: porque!!! Hermana…porque se fue!!! su
hermana, tomándole de la mano, la llevo a su habitación y le dijo: Escucha… el
se fue porque escucho cuando Emmanuel te pidió que le dijeras que se vaya. Del
mismo modo que lo hizo conmigo, cuando te pidió que me echaras de tu casa.
Berenice quedo en silencio recordando esos momentos. Emmanuel, le fue
arrancando sus amores y ella fue cediendo ante el. Sosteniendo que “su” familia
estaba primero.
Tres días después el timbre del teléfono le sobresalto. Atendió
palpitando el terror y mientras escuchaba en silencio, se doblaba de llanto y
dolor. Le avisaban que su padre había fallecido y debía viajar con urgencia a
su provincia a reconocer su cuerpo. Había que retirarlo de la morgue policial.
Su cuerpo fue encontrado sin vida en el patio de su casa.
Irreconocible, los perros y alimañas lo habían despedazado,
hasta dejarlo casi sin entrañas. De aquel viaje Berenice rescato de entre sus
cosas su Biblia y su libretita con tapa roja. Que en sus últimos meses entre meditaciones y frases su pequeña nieta le grabo con trazos coloridos varios dibujos donde estaban todos de la mano… ella, Berenice, su hermana y su padre.
El… al que en cada navidad, Berenice espera con su hija, para verlo en el Lucero de la madrugada, brindando por un nuevo nacimiento, para un próximo encuentro.

Cristina

Canciones de cuna, violencia y muerte.



Los días pasaban lentos, sus silencios se
ahondandaban en ella, con el pulso de cada día. Vivía casi agonizando en una
soledad que le dolía.
Su pequeña, dormía en un moisés y en ella dejaba, todas
sus miradas, sus palabras silenciosas, sus besos y sus caricias, ella era, ese
pedacito de su vida que crecía. Se detenía a contemplar los atardeces en el
balcón, con el ansia de querer poseerlo en las manos y llevarlos a iluminar su
interior. Para sobrellevar los momentos, en que Emmanuel llegaba a la casa. Su madre lejana y distante, vivía su vida, y su
hermana sufría el no poder visitarla como quisiera.

Inexplicable locura

Emmanuel al llegar a la casa, abría la puerta
despacio… para cerrarla con violencia. A Berenice le corría un espantoso sentimiento de terror,
pero con la calma del miedo le decía: la niña duerme. El, ofuscado por razones
que ella no entendía, no le contestaba… rondándola, hacia comentarios entre
dientes, mientras ella en silencio, realizaba cualquier cotidiana tarea. Si a
Berenice, se le escapaba algún detalle, por olvido, por ignorancia o quizás sin haber algún
motivo. Imprevistamente irrumpía la locura. Emmanuel libraba sobre ella un
vendaval de violencia, de golpes que terminaban en golpizas salvajes. Los gritos
enfurecidos, rompían el silencio de Berenice, para ahogarla de nuevo en llantos
silenciosos y solitarios. Después… de nuevo el portazo, de nuevo la ausencia,
de nuevo la soledad. Hasta que la puerta volviera a abrirse.


Nido vacío… fortaleza renovada

Como consecuencia de frecuentes vejaciones y
violaciones físicas, el vientre de Berenice volvió a ser cuna y teniendo ocho
meses de gestación, un golpe de Emmanuel
le provoco una caída, desencadenando un parto prematuro. El niño lucho por su
vida algunas horas, hasta que, por insuficiencia respiratoria falleció. Por la
tarde, estando sola en la habitación del la maternidad, su medico se acerco y
tomándola de la mano le dio la noticia. Berenice abrió inmensamente sus ojos y
apretando fuertemente sus puños entre las sabanas, ahogo un profundo grito. Y
mientras el dolor le desgarraba el alma, súbitamente respiro hondo, seco sus lágrimas
y redescubrió de nuevo el equilibrio interior, que la situaba de nuevo en su espacio de amor-libertad. Con la
voz quebrada, le contó a su medico el motivo de sus perdida, el le respondió
que se había dado cuenta, por los golpes en su cuerpo. Le dijo: Berenice,
intentemos de nuevo con las pastillas anticonceptivas, estas de acuerdo?? Ella
le miro fijamente y le dijo: No te olvides de mi problema hepático. El
tranquilizándola le respondió: Hay nuevos fármacos que no te dañaran.

Cinco meses después…

Berenice volvió a la consulta médica. Después de
varios análisis su medico debió suspender las pastillas anticonceptivas. Tenía
una fístula de gran tamaño en la
vesícula, al borde de una pancreatitis. Volviendo, con su pequeña en brazos se
preguntaba: ahora que haré?. Y todo lo que supuso con terror esa tarde. Sucedía
seis meses después. Otro parto prematuro,esta vez era una niña, que lucho por
su vida, muchas… más horas. Berenice abrazo
a su hermana y lloro hasta casi secarse de lágrimas. Luego se levanto,
se vistió despacio, junto el bolso con el ajuar y parada en la puerta de la
habitación, mirando si no se olvidaba de nada, le tendió la mano a su hermana
diciéndole: vamos…

Cristina

lunes, 5 de marzo de 2012

Un alma quedo atrapada


Daba vueltas en la cama, somnolienta y remolona.
Abría los ojos y el sueño no se quería despertar. Se preguntaba porque tanto
sueño…?

Dio otro giro y presintiendo un síntoma conocido, suavemente apoyo sus manos en su vientre y… ahí estaba de nuevo!!! El pececito nadando… se acelero su corazón sintiendo al mismo tiempo sorpresa y certeza!!!.
Berenice con una inmensa alegría dibujándole una sonrisa, se aquieto… para sentirse latir con otro corazón y esta vez el pulso de la vida… sería hasta el final.
Se levanto lentamente experimentando la profunda infinitud de la felicidad…se contenía mesurada y agitada.
Su intimidad le gritaba a su instinto, el regalo de la vida. Con estos sentimientos, desnuda frente al espejo se miraba el cuerpo de lado. Se preguntaba: Cuánto tiempo tendrás?
Dos meses?? Tres acaso??? No importa amor mió. Se decía así misma: Amor mío…
ahora debemos cuidarnos!!! Y mucho!!! Sabes amor??? Yo cuidare de ti y tú
cuidaras de mí. Con estos pensamientos iluminándole la mirada, termino de
vestirse lentamente y salio. En la farmacia,compro un “Evatest”.
Sonreía diciéndose así misma: Ahhh solo será saber lo que ya es.!!! Y así fue.

Dulce y solitaria intimidad

De regreso un torbellino de pensamientos, la situó
sobre su realidad. Berenice amaba hasta morir, pero solo era un objeto de
placer. Sabia también, que el amor se construye de a dos, pero la soledad en su
vida tenia raíces muy hondas, por motivos que nunca comprendió. Ahora la vida
le presentaba una nueva batalla y ya la vida dejaba de ser un juego…Debía luchar
y lo haría con todas sus fuerzas y tenía la mas absoluta convicción de ganar.
Con estos pensamientos, abrió la puerta principal de su casa, paso de largo la
presencia, de su madre en el comedor, entro al cuarto de baño, confirmo su
certeza y sonriendo paso a su habitación. Encontró a su hermana sentada en la
cama que desperezándose, le pregunto: de donde vienes?? Que haces?? Te pasa algo??? Que te sucede?? Berenice
buscando su mirada, levantándole el mentón le dijo: me voy de aquí, estoy
embarazada y por las razones que tú ya conoces, Emmanuel, ni mamá no deben
enterarse. Su hermana la miraba con e infinidad de interrogantes, casi descompuesta, de tantas emociones
contradictorias. Berenice
comprendiéndola le dijo: no te preocupes, nada sucederá, voy a tenerte al
tanto de todo…Su hermana le respondió Dios mió!!!Adonde iras!!! Berenice se dio
vuelta y mirándola fijamente a los ojos, con voz calmada y firme le dijo:
cálmate! Y cerrando el bolso que alisto, se paro en la puerta, le soplo un beso
y se marcho.

Hacia el terror

Camino hasta la Costa y camino mirando el paisaje,
se sentó bajo una glorieta para pensar, después de unos momentos, se levanto
dirigiéndose hacia una pensión de estudiantes.
Pago una habitación, el resto de dinero que le quedaba, le alcanzaba solo para dos días de alimentos o un billete de pasaje de regreso a su provincia.
Sentada en la cama y sin desarmar el bolso, abrazo su vientre y dormito unas horas. Al despertar tomo su bolso, compro un billete de pasaje y volvió a su ciudad natal, refugiándose en la casa de su abuela materna.
Dos semanas después volviendo de hacer un mandado, vio de
lejos a su padre, parado al lado de una camioneta que ella conocía muy bien.
El terror corrió sobre su espalda y se detuvo. Su Padre camino hacia ella.
Berenice espero a que el, se pusiera frente a ella.
Mientras veía a los lejos salir a Emmanuel de la camioneta.
Su padre la abrazo, pero ella no pudo devolverle afecto, el la miro y le dijo: Hija escucha; tienes que volver…Berenice sin sacar su mirada a la distancia, le pregunto: que hacen aquí?? Su padre le respondió: Hija el fue a buscarme, quiere casarse contigo y como eres menor de edad, debo volver con los dos para firmar mi autorización.
Berenice le dijo: Yo no me quiero casar con el. Su padre le suplicaba con la
mirada, con los gestos, con mil palabras que Berenice ya no escuchaba.
Solo veía la figura de Emmanuel acercarse hacia ellos. El terror ya estaba en todo
su ser. No le alcanzaban ya todas las fuerzas para sostener una situación que
le sobrepasaba. Quería huir, pero el terror le había encadenado el alma. Tenia entonces dieciocho años recién cumplidos.

Berenice claudico y se aferro a la esperanza.
Ese día perdió la sonrisa, aprendiendo a sonreír solo con el corazón.
Endureciéndose para fortalecerse y luchar, hasta que una tierna sonrisa de niño o niña le sonriera cuando despierte a la vida.

Cristina

domingo, 4 de marzo de 2012

El dolor de la cobardía



El dolor en su vientre, las nauseas y el dolor de
cabeza era insoportable, sentía y transpiraba frío.
Gemía un llanto que ahogaba con la almohada para no despertar a su hermana.
Cerca de la madrugada se levanto arrastrándose hasta el baño, se vistió como pudo y
dejando una charco de sangre en su cama. Abrió la puerta principal y salio a la
calle, camino con las pocas fuerzas que tenia hasta llegar a la casa de
Emmanuel. Cuando el salio a su encuentro, Berenice recostó su cabeza en su
hombro y se desvaneció. Cuando se despertó estaba en una cama, en la sala
de unidad de terapia intensiva de un sanatorio. Miro a su alrededor preguntándose
que había sucedido.

Arrancándose la vida

Una enfermera se acerco y se sentó a su lado. Le
tomo de la mano y le pregunto como se sentía. Berenice asentó con su cabeza y
balbuceando le pregunto que le sucedía, mientras las lagrimas le surcaban sus
mejillas. Ella le acaricio la frente y tranquilizándola le dijo: pequeña estuviste
muy grave, pero como los milagros existen, ahora estas aquí. Berenice no podía detener
las lagrimas mientras esperaba la respuesta que esperaba…Que me paso??
La enfermera interpretando ese silencio que interrogaba, le volvió a decir palabras que la inquietaban y luego de un breve silencio, continuo:
Pequeña porque has hecho eso?? Casi mueres por hacerlo.
Berenice abrió inmensamente los ojos y le apretándole la mano le
pregunto: que he hecho?? Ella le dijo: abortar pequeña, te han legrado un
embarazo de casi tres meses, y te han infectado!!! Aquí los médicos esta mañana
te han vuelto a legrar para retirar los restos que casi te provocan la muerte.
Los recuerdos comenzaron a golpear su memoria y llegaban como una tempestad inconclusa, desgarrándole el alma.

Morir respirando la vida

Se había entregado al amor con el alma y con el
cuerpo, viviendo la felicidad de sentirse única y amada. El era toda su fuerza,
existía con el aire de su existencia. El era el dueño de sus alegrías y sus
tristezas. Era feliz, haciéndolo feliz y complaciéndole hasta la inconsciencia.
Ella era la dueña del perdón de sus ausencias e infidelidades. De sus caprichos
y sus explosivos estallidos de violencia. Es que ella entendía el amor así. A
todo o nada. Recordó lo que había sucedido dos semanas atrás. Llegaron al
consultorio, donde la anestesiaban para luego despertar con antibióticos. No
era la primera vez, las dos veces anteriores, cuando le pregunto porque el la
traía allí, el le explico que no podían tener hijos, porque su carrera de
abogado no estaba concluida. Y cuando Berenice quiso saber mas al respecto, su
respuesta le devolvía en su espalda, esa sensación de terror. Por lo que
Berenice esperaba con silencio la calma.

Amor… único y solitario

La enfermara se levanto muy despacio, y mirándola con
ternura le dijo: Sabes pequeña? Tengo una hija como tu, y no la dejaría sola
para vivir esto. Berenice estallo de nuevo en un llanto silencioso. Afuera
escucho una discusión que llego hasta la puerta. Se incorporo lentamente,y
alcanzó a ver al médico, tomándole del cuello de la camisa a Emmanuel, Diciéndole:
es la ultima vez, que te saco de estos líos, en los que te metes!!! Podía haber
muerto esa chica!!! Mírala tiene solo
diecisiete años!! Berenice cerró los ojos y llorando en silencio pensó: Dios
mió!!! Que he hecho…!!! Maldita sea y todo por callar, callar, callar. Se
pregunto entonces por primera vez, si realmente Emmanuel la amaba. Y con su
vientre y su alma desgarrada comprendió que no.

Dieciséis años después, Berenice les puso un nombre a tres estrellas. Y algunas noches cuando las ve, saluda con su corazón a los hijos que no conoció cuando tenia diecisiete años.

domingo, 26 de febrero de 2012

Cena de negocios y… mariposas en la panza


El teléfono sonó de nuevo…Berenice atendió y solo
se quedo escuchando…
Era un pedido del conserje, mensaje de su madre: Señoritas
deben estar listas para las 21 h. en el hall central, su madre las estará
esperando, saldrán a cenar. Su hermana le dijo a Berenice: hermana… mama no
dijo como debemos ir vestidas???
Berenice movió la cabeza haciendo una negación,le contestó, tú vístete como quieras, yo me pondré unos Jean.
Su hermana insistió: mira…si no lo consultamos, podemos arruinarlo todo!!!
Berenice sonriendo le respondió: Vaya novedad!!!
y riéndose a carcajadas su hermana tiro del bolso el Jean que al igual que Berenice, se iba a poner.
Es que así eran las cosas. Vestían siempre igual, pero de distinto color.
Bajaron al Hall central puntualmente y en silencio, su madre no hizo ningún comentario sobre el atuendo de las jovencitas. Cosa que las tranquilizo.
En el auto su hermana le pregunto: donde vamos? su madre le contestó: a casa de unos amigos a cenar.

Mariposas en la panza

Llegaron puntuales. El lugar tenía poca luz, era el
acceso de vehículos y en el mismo lugar estaba dispuesta una mesa bien servida
a la americana. Berenice y su hermana caminaban juntas y detrás de su madre.
Les recibieron una pareja de adultos muy amables, luego se acercaron tres jóvenes:
dos varones y una chica que las saludaron muy amenos y cordiales.
Berenice al acercarse al joven mas alto, levanto la vista y se encontró en la mirada más fascinante que haya visto, se veía y se sentía en
un laberinto se sentimientos y sensaciones que por primera vez la sacudían,
haciéndola sentir en el mismísimo ojo de un huracán.
El joven, le sonrió y en su sonrisa quedo atrapada en sus risas.
Berenice se preguntaba que le sucedía.
Sintió como en su estomago una multitud de mariposas le hacían cosquillas.
Quedo estática y solemne para no equivocarse, ni cometer algún error.
Su hermana, le dio un suave codazo y le dijo: Vamos…tenemos que pasar a la sala.
Berenice fue a sentarse en un sofá alejada y distante.
Se escudriñaba buscando sostener y equilibrar la locura del desorden que le había causado semejante encuentro.
Mientras los jóvenes reían buscando discos para poner música,
Berenice observaba el lugar sencillo, poco iluminado y con muebles de mal
gusto. Las paredes estaban descascarando viejas pinturas y los mosaicos del
piso tenían remiendos de otra variedad.
Buscaba algo que le ayudara a armonizarse pero el lugar tenía un ambiente totalmente opuesto.
Por un momento se sintió confundida y cuando ya estaba llegando al fondo de la inquietud, volvió a encausarse en sus espacios de amor-libertad. Y comprender que lo que le sucedía no era motivo de terror.
Todo estuvo bien, hasta que el joven se sentó en el posabrazos del sillón y acercando su rostro muy cerca del suyo, mirándola a los ojos le pregunto su nombre, cosa que Berenice por estar toda desarmonizada de nuevo, apenas pudo contestar…Y el sonriéndose del rubor tan expuesto le dijo: Yo me llamo Emmanuel y mientras el iba
hablando, el corazón de Berenice se rendía ante la magia de un
sentimiento nuevo y fascinante. Muchos años después quebrada de llanto y dolor supo
que eso era el amor.

Cristina

miércoles, 22 de febrero de 2012

Un castillo para dos princesas


El hotel donde residían era enorme y lujoso.
Berenice y su hermana
no estaban acostumbradas a tanta comodidad y servicios.
Todo les invitaba a las travesuras y juegos, se entretenían subiendo y bajando el ascensor explorando piso por piso, los largos pasillos alfombrados, cambiando de lugar enormes jarrones colocados en los ángulos, puestos sobre esculturas de mujeres desnudas haladas.
Las competencias de “medialunas acrobáticas” sorteando esos
exuberantes jarrones con floreros era excitante y les llenaba de una adrenalina
especial. Las chicas casi señoritas, con tantas travesuras eran el quebranto bien
disimulado, de todos los empleados del hotel.
Ellas lo sabían y cuando alguno de ellos se les cruzaba,las risitas disimuladas
con algún comentario entre dientes, era siempre por un solo motivo; sus
graciosos atuendos; chaqueta roja con grandes botones dorados y una brillante
línea roja atravesaba el largo de sus pantalones negros impecablemente
planchados.
Los “pasajeros” habituales,comenzaron a considerarlas las hijas del dueño, y conversaban con ellas,haciéndoles comentarios y preguntas graciosas sobre el lugar. Mirándose se sonreían y contestaban muy serias cada pregunta y comentario, de las cuales sobre algunas… no tenían ni idea.
El ascensor dejo de ser atractivo, cuando los conserjes le solicitaron a su madre, que las jovencitas dejen de utilizarlo como un juego. Pues entonces… tomaron las escaleras, bellamente alfombradas, con sus barandas lustrosas hacían las delicias de rapidísimas bajadas que terminaban en aterrizajes sobre enormes y mullidos almohadones, sacados de los sofás más cercanos.

En la torre más alta

Una tarde, por distracción
de un encargado de limpieza, llegaron a la terraza, esa tarde Berenice suspiro
muchas veces ante las puesta del sol, mientras su hermana le gritaba a la gente
tonterías, desde veinte pisos mas arriba, viéndolas desde tan alto, como puntos
en movimiento sobre la angosta vereda.
Después de corretear de punta a punta,se sentaron recostadas sobre el muro a charlar. Fue la primera vez que lo hacían, después de muchos años de estar separadas por los disciplinarios horarios del cofre, y aquellos largos
meses de ausencia de Berenice en la casa de su padre.
Tenían un año y cuatro meses de diferencia en edad. Y fue entonces que Berenice notó sorprendida mirando a su hermana, los años que ya habían pasado.
Eran ya dos jovencitas de quince y dieciséis años. Y con estos pensamientos entre charlas y risas y después de decir muchas tonterías hicieron un largo silencio.
Que se esfumó cuando su hermana, mirándola a los ojos le pregunto: Hermana, que
ha pasado contigo? A Berenice, le sorprendió su pregunta y busco rápidamente que
contentar. Decididamente tenía secretos, pero no intimaría con ella.
No quería decepcionarla. Comprendió en ese momento, que no la conocía lo suficiente, ni a ella ni a su madre. Estaban siempre juntas, pero abismalmente separadas.
Su hermana volvió a preguntar: porque te fuiste de casa? Berenice suspiro hondo y
le dijo, Bueno pues, tú sabes…su hermana, la interrumpió diciendo: siempre haces
lo que quieres. Y continúo diciendo: nunca puedo entender porque siempre
pareces estar ausente con tantos silencios, tomando decisiones tan libremente. Berenice guardo silencio,esperando que todos sus pensamientos se hagan palabras. Y ella continúo: hermana,mamá me contó que tuvieron una discusión antes de que te fueras. Berenice trajo a su memoria aquel momento, y sosteniéndole la mirada no le contó nada. Su hermana se levantó y camino unos cuantos pasos dejándola con su silencio.

Reflejo de cristales rotos

El recuerdo era un grito profundo y a punto de estallar.
Aquella tarde su madre llegó del periódico donde trabajaba.
Apurada porque debía prepararse para una recepción importante.
Berenice la miraba ir y venir por su habitación, abriendo el placar y
probándose atuendos, accesorios, zapatos, peinados, maquillaje.
La veía extraordinariamente bella y ausente.
Es que su madre en su profesión era casi lo perfecto. Periodista de los medios gráficos y modelo de una casa de alta costuras muy importante. Ejecutiva, hasta la raíz de su naturaleza.
Tenía eso, de existir para hacer todo, pero no dejar afecto por nada.
Berenice se dio cuenta lo mucho que se parecía a ella, y comprendió que ser así, les daba demasiado espacio para ser cada una como quisiera, haciéndose cargo de sus
aciertos y errores. Era la libertad…eran las figuras femeninas de la libertad.
Independientes, absolutamente independientes. Mientras Berenice la observaba
con esos pensamientos, su madre le hizo el reclamo más absurdo que podía haber
entre las dos. Pequeña te estoy hablando!! Y no me escuchas!! nunca me
escuchas!! Berenice se levanto y parándose frente a ella le dijo mirándole a
los ojos: mírate!! Tu eres igual, cuando te hablo nunca me escuchas!!! A lo que
su madre respondió: soy tu madre!! Y Berenice sin quitarle la mirada le
respondió: Y yo soy tu hija!! Tu hija!!! Maldita seas!! Nunca estuviste cuando
te necesite y ahora me pides que te escuche!!! No tenés autoridad moral sobre
mi!! Nunca lo tuviste y nunca lo tendrás!!! Y salio sin esperar una respuesta.
Esa noche decidió irse de su casa, y con ese y muchos pensamientos volvió al cofre institucional,para luego escapar de el.

Sumida en este recuerdo,sintió como su hermana le retiraba del rostro su cabello rebelde de ondas, Berenice la miro y sonriendo le dijo: hermana… tengo una idea a ver, tu que opinas: que te parece si durante el tiempo que vivamos aquí, este sea nuestro castillo y vos yo seremos princesas. Su hermana estallo en una carcajada y le contesto.Fantástico!!: desde ahora y para siempre, ningún detalle de la educación que
hemos recibido se nos olvidará!!! Claro!! Le contesto Berenice: no se nos debe
olvidar la compostura de princesas!! Hemos sido educadas para serlo… su hermana
le respondió con una picara sonrisa diciéndole: Tendremos que estar
atentas…porque acaban de subir a sus caballos blancos todos los príncipes del
mundo. Y de seguro que nos vienen a buscar.

Y tomándose de la mano volvieron, acordando que ese sería el lugar secreto de las dos.

Cristina

lunes, 20 de febrero de 2012

Final y comienzo de paisajes.


Se levanto muy temprano, casi no pudo dormir.
Sus ojos estaban hinchados y su mirada tenía una
sombra de tristeza. Nuevas compañías le despertaban el sueño. La velaban entre
ideas, supuestos, hipótesis, conjeturas, dudas…su mente se llenaba de
pensamientos que la vaciaban interiormente para llenarla de un solo
sentimiento. Inquietud.
La vida comenzaba a ser un problema a resolver. Sus sueños adolescentes tomaban una dimensión desconocida, reconsideraba una y otra vez, todo aquello que podría determinarla ante alguna decisión.
Estaba sola, y todo dependía de ella, su conducta ya no
era un juego, y mucho menos una aventura.
Comprendió después de mucho llorar esa noche. Que desde ese momento un error la quebraría y que el dolor que le habitaba el alma, le oscureció el camino interior. Ese mismo camino, que apenas un tiempo atrás estuvo lleno de luz.
Dispuesta a luchar, se preguntaba. Que es lo correcto? donde
esta la verdad? No tenía figuras ni perfiles humanos a seguir, los ejemplos,
las actitudes y aquellas vacías respuestas no eran para ella certeza de nada.

Ahogando el dolor

Se sentó despacio sobre la cama y mirando la luz de
la mañana. Se dejo llevar por el paisaje a través de la ventana.
Rompió de nuevo en un llanto ahogado y silencioso. Y mientras el alma se le hacia pedazos, Berenice tomó una decisión, volver a la casa de su madre.
Su dolor era una fuerza que la resistía, no deseaba volver.
Las ilusiones que alimento cuando llego, eran para quedarse.
Y allí comenzar una vida diferente. Pero esas mismas ilusiones le gritaban una verdad, que le dolía. Ese no era su lugar.

Amores

Pensó en sus amigos, especialmente en Mara y Gabriel.
Mara era entrañable, su risa, sus silencios, sus miradas, esos largos momentos compartidos frente al río, mirando el atardecer
sin muchas palabras, en donde las miradas podían leer todo.
Haciendo soltar algunas preguntas y muchas risas.
Esas aventuras vividas llenas de picardía y secretos.
Mara era su hermana- amiga, esa otra mitad que la hacia feliz y la
lanzaba a la vida con una extraordinaria plenitud juvenil.
Gabriel le hacia soñar el amor, haciéndola imaginar
miles de modos de besar, de acariciar, de compartir.
El era un sueño del que no quería despertar, hasta que “algo” se concrete.
Pero las contrariedades eran graciosas, inconclusas,
misteriosas, absurdas y extremistas.
Eran como brisa suave que traía un vendaval de amores y odios.
Como esos dramas de locura. Donde todo puede ser,pero nada será.
Y así fue. Nada. Con su rostro en la imaginación se morían los
sueños y los anhelos de un amor que no fue.

El adiós sin retorno

Su madre y su hermana vinieron a buscarla.
Coloco un pequeño bolso en el asiento de atrás del auto, mientras miraba a sus amigos que fueron a despedirla. A Gabriel esa fue la última vez que lo vio.
Con Mara continúo escribiéndose cartas, hasta que se casó y no supo más de ella.
Su padre se acerco y la abrazó tan fuerte que la hizo llorar y secándole las lágrimas le dijo: Te amo con toda mi alma.
Y aunque le dijo que pronto se verían, Berenice no lo volvió a verlo hasta después de tres años.
El auto comenzó su marcha y cuando salio a la carretera, Berenice soltaba lágrimas al viento, volviendo a sus silencios abismales hasta dormirse.
Se despertó a la entrada de la ciudad. Llegando a la casa, diviso de lejos una mudanza y se pregunto, quien se estaría mudando del barrio.
Cuando estuvieron frente comprendió que quienes se iban eran ellos.
Su propia familia. Entonces le pregunto a su hermana: Nos mudamos?
Adonde? Su madre se encargo de contestarle: Hija nos vamos
a vivir a otra provincia. Luego continuó diciendo: tus cosas están en aquellas
cajas que dicen tu nombre. Revisa que todo esté bien, pequeña. Partimos esta
noche. Berenice pensó en sacar su bolso del auto y comprendió que no tenía
sentido. El bolso seguiría cerrado como el inmenso misterio que tenía su alma.

Cristina

domingo, 19 de febrero de 2012

Un tonto y gracioso “castigo”




Cruzo la calle sonriéndoles a sus amigos.
Cuando llego se unió a las bromas y parloteos, al
no ver a Mara. Pregunto por ella.
Gabriel le contestó: hace dos días que no la vemos, y con
picardía continuo: Heyyy bonita, porque no me extrañas más a mí?? Sabes que
muero de amor por ti…
Berenice lo miro disimulando su timidez y colocándole una
ramita con flores en el bolsillo de la camisa, le respondió: búscate otra
chica!! Y fue a sentarse a las hamacas.
Ninguna de sus amigas, sabía exactamente el motivo de la ausencia de Mara.
Entonces Berenice, tomo una decisión: ir a verla a su casa. Cuando llego, su madre la atendió amablemente. La hizo pasar y
le pidió que esperara en el comedor. La llamó anunciando la llegada.
Mara salio corriendo de su cuarto y cruzando
miradas, se sonrieron picardías secretas, mientras se daban un abrazo.

Los motivos del “castigo”

Su madre se dirigió a la cocina. Y ellas se
sentaron a charlar. Berenice la miraba intensamente.
Fue entonces que Mara sin perder su sonrisa y brillándole la mirada le dijo:
Berenice estoy castigada, no tengo permiso para salir. Y será por un buen tiempo!!!! Berenice riéndose a carcajadas, mientras imaginaba
supuestos le dijo: que paso!!
Entonces Mara comenzó a contarle:
cuando salíamos de tu casa la noche que fuimos al boliche,
Don Alberto pasaba con su auto y nos vio. Y fíjate que como nos veíamos tan diferentes. No creyó que fuera yo quien el veía. Pues que hizo entonces??? El muy bueno para nada!!! Nos siguió en su coche, para estar bien seguro de que era yo!!!
Ansiosa de conocer el desenlace…Berenice no paraba de reír!!!
Mara se expresaba con todo su cuerpo, mientras continuaba con su relato:
Bueno pues cuando estuvo bien seguro, vino a contarle a papá que
andaba de salidas nocturnas y “disfrazada” de no se que cosa!!!.
Contagiadas de carcajadas y sin parar de reír.Mara continuo:
Fíjate entonces lo que hizo papá, tomo su linterna “aclara sospechas”
subió a su chatita y se recorrió cuantos boliches encontró, porque de la
rabieta que se masticaba se olvido cual exactamente era.
Así es que fue alumbrando todos los lugares donde llegaba.
Cuando llegó donde estábamos, comenze a escuchar que me llamaba a
los gritos. Igual le quedó la duda,considerando que Don Alberto se está quedando
chicato, y por eso me ha dejado de castigo hasta averiguar la verdad.
Como las carcajadas no paraban, su madre se acerco
a escuchar. Y siguiendo a las risas que ya les hacía faltar el aire para
respirar, siguieron conversando sobre otro gracioso tema, que nada tenía que
ver, con la verdad en cuestión.

Una confesión sentimental

Mas calmadas y riendo de su aventura, Berenice le contó sobre las insinuaciones amorosas que le hacia Gabriel.
Que la avergonzaban por ser tan expuestas y dichas a los cuatro vientos.
Mara la interrumpió con otra carcajada preguntándole: Pero te gusta verdad??? Berenice quedo colorada como un tomate y le respondió, bueno… lo estoy pensando.
Mara le contagio más risas. Y siguieron conversando hasta caída la tarde.
Se despidieron acordando nuevas visitas de Berenice, hasta que termine el tonto y gracioso “castigo”.
Cristina

martes, 14 de febrero de 2012

Silencio…El dolor de una enfermedad.


Salio de su cuarto, recogiéndose su largo pelo
enmarañado de rulos.
Busco a su padre y lo encontró en el estudio, inclinado
sobre su meza de dibujo. Concentrado en la búsqueda de líneas perfectas,
tratando de encontrar con trazos en borradores el diseño de algún auto que en
pocos meses seguramente saldría con todas sus luces a la venta. Es que su
profesión de ingeniero mecánico, unido a su plástica creativa con el dibujo lineal, lo calificaba
en aquellos años de General Motor en Argentina, como uno de los mejores en su
profesión. Berenice se tiro en el sofá a observarlo. Mientras lo veía servirse un trago “on de rock” se
preguntaba hasta cuando?? El alcohol lo desnaturalizaba. Ese maravilloso ser
humano se convertía en una bestia herida y brutal cuando bebía. Y cuando volvía
en si, su rostro marcado de líneas maduras, eran surcos de lágrimas amargas,
que lo hundían en la más profunda soledad. Esa enfermedad le arranco una maravillosa familia y le
estaba robando su carrera profesional. En ese presente solo le quedaba, su dinero, su enfermedad por el alcohol, el trabajo en decadencia y temporalmente su pequeña Berenice. Con la mirada sobre la figura de su padre, Berenice
se remonto hacia los recuerdos de su niñez.
Y en su mente solo veía los momentos más brutales.

Silencio… momentos de dolor. Perder un hermano.

Entro gritando llamando a su mamá, corriendo por el
comedor mientras se sacaba su guardapolvo del jardín de infantes. Cuando llego a la cocina, la encontró tirada en el
piso, su padre salía dando un portazo. Su mamá la miro con los ojos llenos de
lagrimas, se incorporo con dificultad, pero presurosa de atenderla. Le tomo de
la mano diciéndole, llama a tu hermana y acompáñenme hacia la cama, les contare
un cuento muy bonito. Y allí estuvieron las tres abrazadas por muchas horas. Pasaron varios días, y una mañana cuando llego del
colegio su papa la levanto en brazos y le dijo: mama no estará en casa por
varios días. Pero no te aflijas, iremos a verla pronto.

Varios años después Berenice conoció la historia de
aquel momento. Su madre embarazada de ocho meses, había perdido a su único hijo
varón, provocada por una patada en su vientre. Como había estado varios días
sin atención médica la infección de la muerte del niño macerado, le provoco una
infección y de urgencias la operaron haciéndole una histerectomía total. Su
madre tenía 24 años.

Dos años después

Un domingo de playa, amigos asado y camping,
volvieron los cuatro a la casa cerca de las siete de la tarde. Su padre estaba
ebrio, dando vueltas alrededor de su madre murmurándole groserías .Su figura se
parecía a una bestia a punto de atacar. Berenice jugaba con su hermana en el cuarto. De
pronto, un fuerte golpe, y un grito de auxilio puso a Berenice y a su hermana,
ante una escena de terror. Cuando su padre las vio, su descontrol ya era una
locura total. Tomo a Berenice del brazo y con un cepillo de pelo, con mango de
metal la golpeo tanto, hasta dejarla desvanecida. Cuando se despertó estaba en
una cama de hospital con un riñón lastimado. Berenice tenía seis años recién cumplidos.

Cuatro años después

Después de una semana en el cobre institucional, Berenice y su hermana volvieron a pasar el fin de
semana en su casa. Cuando
entraron volvieron a ver a su padre después de casi dos años. Berenice corrió a
abrazarlo, el la levanto en su regazo y la lleno de besos, diciéndole lo bonita
y grande que se veía. Su hermana miraba asombrada la escena. Sus padres
conversaban sobre sus vidas separadas, mientras Berenice no perdía detalle de
los momentos. Sentía un frió helado en su espalda y esperaba el momento del
terror. Hasta que llego, y fue entonces el final. Se levanto despacio y
parándose frente a el, le dijo: Vete!!!
Y no vuelvas!!! Cuando su padre pasaba por la puerta principal hacia la calle;
vio que sobre la meza quedaba un maletín y un abrigo. Se volvió tomo las cosas
de su padre y las tiro a la calle, pegando un portazo. Abrazo a su madre y a su
hermana y les hizo una promesa: No permitiré nunca mas que nos vuelva a
lastimar. Luego se fue a su cuarto y lloro hasta dormirse. Berenice
amaba profundamente a su padre. Entonces ya tenía 10 años.

No volvieron a ver su padre, hasta que Berenice,
volvió a el. Buscando la libertad, junto al hombre que amaba. Deseaba ayudarlo
y fueron muchos sus intentos, pero siempre volvía a beber.

Berenice se levanto del sofá, y ya en su cuarto se
tiro sobre la cama. Pero por alguna razón, ya no pudo llorar.

Cristina

sábado, 11 de febrero de 2012

El ritual: una cita con ella misma.


Cada tarde caminaba dos kilómetros. Lo hacia despacio, caminando sobre la huella de tierra, rompiendo terrones a cada paso.
El andar le pintaba la mirada con colores agrestes de selva. El camino era una herida abierta a machetazos. Subiendo, el horizonte se transformaba en solo cielo y una vez arriba, descendía hasta transformar el horizonte en un ancho río. Por el camino la acompañaban miles de mariposas amarillas y anaranjadas, que aleteaban a su alrededor hasta quedar frente a sus ojos de donde delicadamente se posaban entre sus dedos. Berenice las seguía con la mirada hasta quedarse detenida en el color de las orquídeas violetas y blancas colgando de los árboles.
Loros y cacatúas le graznaban roncos y huidizos. El paisaje le escribía
poesías a sus pensamientos mientras su mirada pintaba telas de recuerdos. Todo
la trascendía hacia sus profundidades, cada instante vivido examinaba buscando
esa fina línea de equilibrio que la conectaba con la paz interior. Así se
disponía al encuentro exterior. Predisponiéndose a buscar y hallar la
unicidad que tenía con todo lo creado.


Unidad enamorada

Al llegar frente al río, sentada
sobre una roca se descalzaba y ponía los pies en el agua. Así esperaba el
ritual más conmovedor de su alma, el atardecer. Se preguntaba que
sucedería, el día que no pudiera verlo, que no pudiera estar para abrazarse al sol.
Libre y expansiva le dejaba que entibie sus fríos pensamientos, mientras,
sumergía sus manos en el agua dejándola fluir hasta dejarlas arrugadas de
humedad. Todas las palabras eran sentimientos que le hablaban al corazón. Creando un puente diáfano y sutil hasta habitarla.
Un profundo e inexplicable amor comenzó a dilatarse en un todo, hasta poseerla completamente.
El supremo sentimiento no tenía un rostro, no tenía expresiones mágicas, como esas que roban espontáneos besos tiernos y caricias apasionadas.El amor la expandía en una
dimensión que la alejaba de creer que alguien pudiera amarla con la intensidad
de ese “eterno huésped” que moraba en su alma. Inconscientemente comenzó a entregarse
a una sana indiferencia.

Amar con un amor así?

Berenice estaba enamorada,profundamente enamorada. Y para las almas que la pretendían, este particular amor, secreto y mágico, comenzaba a ser un problema a resolver. La vida la influía mas inquieta, y le gritaba cosas como esta: Berenice; “del sol no parirás hijos” “con el no compartirás una noche bajo el influjo de las
estrellas” “No encenderás velas para una noche romántica”, “No te enviará rosas,
ni te dedicara una canción ni morderá suavemente tus labios con un beso”. “Oye Berenice, comparte con alguien este amor”. Con estos pensamientos se
aquietaba, dejando fluir la vida como el agua entre sus manos. Para luego
volver por al mismo camino, tomada de la mano de miles de estrellas.

Cristina

viernes, 10 de febrero de 2012

El deseo cumplido, y una linterna.


Los momentos con sus amigos eran amenos y muy divertidos, el tiempo era siempre breve y el terminar,era programar un nuevo encuentro. Pero entre sus amigos, había un alma
especial. Mara.
Ella como Berenice recién empezaba a explorar el mundo de las salidas, las citas con amigos del colegio,las tardes de mate sentada en las hamacas de la plaza central.
Aún no conocía el ambiente de un boliche bailable y en sus charlas les hacía saber su interés por vivir esa experiencia, entre la penumbra de luces brillantes y música. Berenice se reconocía en esos anhelos de exploradora del mundo juvenil.
Después que todos se iban ella prolongaba su presencia. Fue así que las dos se conocieron hasta conectarse,sorprendidas por la similitud de sus historias.

Un plan entre hamacas

Se encontraron cerca de las cinco de la tarde, Mara venía sonriendo desafiándole al instante ese momento de libertad. Entre charlas risas y relatos. A Berenice se le ocurrió una idea. ¿Que tal si vienes conmigo esta sábado al boliche?
Sus ojos se detuvieron en la mirada sostenida de Berenice, el brillo que irradiaban aumentó una adrenalina que fusiono sus emociones instantáneamente.
Le dio un empujón a la hamaca, y yendo hacia atrás le dijo: Buenísima idea, pero cómo salgo de casa,no me darán permiso.
Berenice sin reparo le contesto: vendrás!!

El desafió de un permiso

Berenice fue al día siguiente a conocer a su familia.
Cuando llegó le impacto, la persona del padre, hombre tosco y rudo como un terrón de tierra árida, trabajador incansable del campo. Su madre era una mujer atenta, hacendosa y quebrantada,aparentaba mucho más años de los que tenía. Y sus hermanos eran cuatro pillos correteado tras las gallinas.
Durante el almuerzo Berenice se animo a preguntar: Señor me gustaría volver a su casa, me permitiría? A lo que el respondió: Viniste sin pedir permiso ahora para que lo quieres…? Mara y Berenice cruzaron miradas de pánico. El permiso en cuestión se ponía difícil. Por la tarde su madre, tomo un costurero y se sentó cerca de la mesa, donde los niños hacían su tarea escolar. Súbitamente Mara dijo: mamá!! Me das permiso para pasar el fin de semana en la casa de Berenice?? Su madre sin levantar la vista le contesto: cuando venga tu padre consultare con el.
Nuestras miradas volvieron a cruzarse. El desafío era una batalla y estábamos dispuestas a ganarla. Dejando pasar las horas que quedaba del día nos dispusimos a ir a ver el atardecer a la orilla del río.
El silencio de Berenice no invadía los silencios de Mara. En ese atardecer de
finales del verano Berenice tomo una decisión y la guardo secretamente en su
corazón. Volvieron despacio, el silencio escondía los anhelos y la ansiedad de una decisión. Llegaba la noche y Berenice se preparaba para volver. Mientras se despedía de todos el padre de Mara le dijo: mi hija tiene mi permiso para visitarte el fin de semana. Las miradas que se cruzaron ahora, guardaban el secreto de un triunfo.

La linterna inesperada

El sábado del encuentro era
inquieto, tenía la constante de una expectativa vibrante y misteriosa. Las dos
amigas se intercambiaban vestidos, colores de sombras en los ojos, diferentes
maneras de peinarse, zapatos con y sin tacones, perfumes, brillos en los
labios. Así entre comentarios irónicos y graciosos esperaban el momento
fantástico y misterioso de la primera salida bailable de Mara.
Ya casi… todo estaba listo. Se miraron por ultima vez al espejo, tenían una rara belleza, sensual,inocente sencilla y exquisitamente exclusivas. A Berenice le contagiaba la adrenalina delirante de Mara y se divertía imaginando todo.
Cuando llegaron todas las miradas estaban sobre ellas, era divertido
ver sonreír a los amigos preguntándose sobre el milagro de Mara en la noche de boliche. Berenice los observaba manteniendo una conducta que los limitaba, se sentía una leona cuidando un cachorro. Sonreía pensando: exploremos, juguemos a ser libres, sin daño, sin arrepentimientos. A las cuatro de la madrugada, sintieron un grito
ronco entre la gente que decía: Mara donde estas!!! Mara le susurro al oído a Berenice: es papá!! De pronto vieron una linterna que comenzó a alumbrar los rostros, las parejas en los sillones, la luz enfocaba de un lado a otro. Mara y Berenice le dieron un empujón hacia atrás al sillón donde estaban sentadas, quedaron detrás y debajo de el, y así arrostrándose por la alfombra salieron por la puerta de atrás. Riendo a las carcajadas corrieron hasta el auto, abrieron rápidamente las puertas y subiendo sin parar de reír.
Cuando llegaron a la casa de Berenice comenzaba a amanecer. Se sentaron en el ventanal y esperaron la salida del sol. Berenice recordó su secreto y mirando a su nueva amiga pensó: es hora de volver a la casa de mamá. Y sin dejar de reír, ironizo sobre sus maquillajes corridos y la aventura de un padre que sin darse cuenta, comenzó a entregarle a la vida su hija mayor.

Cristina

miércoles, 8 de febrero de 2012

Hectareas de naranjo y un vestido de gala


En los lugares donde se encontraban, el tema era siempre el mismo;
El baile de fin de curso.
Berenice alejada de sus estudios no compartía la fiesta final de egresadas con las 131 almas del cobre. Pero sus nuevos amigos le compartían la ansiedad de aquel momento cargado de sueños juveniles. Se detenían hablando por horas ante cada detalle.
Con expectantes hipótesis de arreglos, romances que se iniciarían o se romperían, ausencias, presencias, flores, música, colores, luces, perfumes, y brillos. Este grandioso momento ella no quería perdérselo. Excepto por un detalle. Un vestido de gala. Tendría que comprarse uno, exclusivo y deslumbrante. El dinero no era ningún impedimento, solo había que hablar con papá. Quien no puso ningún impedimento para gastar. Berenice salio en su búsqueda y lo descubrió en un escaparate exclusivo y diferente, era de color rosa intenso con talle al cuerpo y vuelos terminados en raso suave. Largo y diáfano de seda bordada. En el mismo lugar separó los accesorios, una rosa violeta para el pelo, y zapatos al tono de taco muy alto.
Sin aretes y sin collares. Todo era sencillo y elegante. Dispuestos en una caja fabulosa todo estaba listo. Solo había que esperar para pasar a retirarlo, había que retocar ajustes en el talle menudo de su cuerpo delgado . La espera la hacia palpitar de alegre ansiedad.

La solicitud de un intercambio
Su padre le solicitó que fuera a la casa de un viejo amigo, a retirar un dinero que le adeudaba. Berenice acudió. Al llegar al lugar muy distante y apartado de la ciudad. Se encontró con una casa, casi abandonada en medio de la nada. Llamo con palmas y no tuvo respuestas, se acerco a la puerta que súbitamente se abrió.
En el umbral el viejo amigo, la saludo amablemente y la hizo pasar. Mientras esperaba, contemplaba su entorno de muebles escasos y polvorientos. Espero paciente por un rato, hasta que la figura del viejo amigo se presento semidesnudo. Con una toalla cubriéndole el medio cuerpo. Cuando se le acerco, Berenice sintió un escalofrió que reconocía, el terror. Intento rodearla con sus brazos, pero ella lo rechazo con un fuerte golpe y corrió hacia una ventana pequeña, que la atravesó sin darse cuenta del estallido de los vidrio.
El viejo amigo la siguió mientras gritaba ¡¡¡si no llevas el dinero, no tendrás vestido!!! Ella lo escuchaba corriendo. Corrió, corrió, Corrió tanto y tan rápido que cuando se detuvo, no sabía donde estaba.

La noche de los naranjos
Camino despacio respirando hondo, concentrándose en sus profundidades. Respiraba el mantra de la paz interior, su esencia buscaba partículas dispersas de amor y libertad, hasta devolverle su propia unicidad para pensar, sin lamentarse.
Camino sin rumbo y por varias horas, hasta que el atardecer, la encontró bajo las sombras frías de infinitas plantas de naranjos. Perfumado de frutas maduras. El silencio la invito a descansar bajo el murmullo de las hojas. Berenice se durmió y en su profundo sueño, soñó que un ángel la acuno.
Se despertó al amanecer con el canto alborotado de pericos y canarios. Y cuando el sol le alumbro los ojos se pregunto así misma ¿y ahora, hacia adonde voy? Apenas… unos pasos, solo unos cuantos pasos y encontró la salida. Cruzo la calle y camino hasta llegar a su casa.
Entro, pasando de largo la presencia ebria de su padre. Dio vuelta una caja de recuerdos, saco un regalo valioso y lo vendió. Volvió al escaparate y retiro su caja fabulosa.

Dos noches después, con el esplendor de una reina de exquisitos modales, se presento a la fiesta. Con una sonrisa que escondía secretos increíbles y mágicos. Y celebro con mesura y equilibrio esperando la madrugada para ver las luces de un nuevo amanecer.

Cristina

sábado, 21 de enero de 2012

132 latidos y un trebol de cuatro hojas -II y última parte-

El alma de Berenice despertó a la vida con un espíritu delirante por el más allá de la libertad.

Lo cotidiano era necesario, con todas sus “normas” y “disciplinas”, incluyendo a las personas que hacían que todo se cumpliera.Se ahondaba en una búsqueda silenciosa y estratégica, buscando como sería todo con indisciplina y desorden. Estos extremos le clarificaban los matices. Y sin medias tintas se configuraba así misma segura y tenaz. Su aliento a la vida exhalaba dos herramientas, las pocas palabras y la evasión. Jamás se justificaba sobre nada, y lo que tenía que decir había que interpretarlo en sus pinturas o en sus cuentos extravagantes e impúdicos.

Berenice creció…

Y en los tiempos en que sus hormonas le gritaban pasiones ella preparó su escape. Una tarde cuando el “unimog” del ejército fue a recoger los desechos de alimentos, subió al baúl de un auto que la sacaría del cobre, con la suerte de sufrir un accidente que le dejo tendida al costado de una ruta. Malherida y sin gravedad. Esto la ausento el tiempo suficiente como para explorar otras libertades. Salio una madrugada de su casa materna con algunas mudas de ropa, y en ómnibus viajo 140 Km. hasta llegar a la casa de su padre, a quien no veía hacia casi cuatro años. Tenía catorce años.El encuentro fue alegre y festivo. Tanto que su padre encontró suficientes razones para emborracharse de nuevo. Y Berenice encontró las suyas, ser libre.El mundo estaba en sus manos, pero el lenguaje de lo trascendente ya no le impartía esa pedagogía tan certera y segura.De sus fueros más íntimos una loba instintiva y feroz, astuta como una serpiente le comunicaba en sus silencios, desafiar a la noche, deseando masticar a la luna hasta hacerla desangrar de iniquidad.

La noche del debut.

Con cinco amigos a y toda velocidad por una carretera, ebrios de luces vibrantes y música de rock. El auto corría rompiendo el viento de la noche. Adentro las canciones cantadas a gritos, rompían el silencio helado mezcla con humo a tabaco y alcohol.Berenice dormitaba evadiéndose de la locura. De pronto un hilo helado le taladro la columna. El auto giro hacia una carretera de tierra. Afuera la noche escondió su cielo. Berenice entendió un final, un desenlace de tragedia. Y se dispuso a vivirlo con paz. La sacaron del auto, sus amigas reían histéricas mientras sus amigos la levantaron encima de la capota. No tenía sentido luchar, estaba perdida y helada de frío, sus ropas se esparcían en la oscuridad. Sus pechos eran tocados, chupados y fregados, eran demasiadas manos para detenerlas a todas. Sintió el desgarrante dolor de una, dos, tres, innumerables e interminables penetraciones en su vagina sangrando. Y con un grito de dolor, experimento la más increíble trascendencia del terror. Su espíritu se elevo por encima de si misma, saliendo de ella. Se des materializo y pudo ver desde muy alto lo que sucedía. Su cuerpo estaba volcado hacia un lado de la capota, quemado por cigarrillos, desnudo y sucio. Inmediatamente su mente des dramatizo el terror. Disponiéndose a recuperar el sentido de la unicidad. Se compadeció de sus amigos y de si misma. Se vistió como pudo y camino largo tiempo volviendo a sus silencios, contemplando de tarde en tarde, aquellos inolvidables atardeceres. Esa historia es parte de su vida y es sencillamente historia. Muchos años después comprendió cuanto se había expandido en el espíritu y como el mismo, templo su alma. Esparciéndose en partículas de libertad, parar volver a reunirla en una única esencia; El amor. Y así amor-libertad son una unidad. Unidad que vuelve siempre a ser vital y tenaz para sobrellevar el dolor de su humanidad.

Cristina

viernes, 20 de enero de 2012

El escenario del silencio…



Debajo de la mesa de altar. Aquietada en una paz inexplicable, el
corazón de Berenice desentraño las más extraordinarias experiencias.
Venidas desde su mas profundo anhelo de ser amada, incursionaba en su interior, hasta
ver una secuencia de luz que le descendía desde arriba de su cabeza. La envolvía
suavemente y se descubría en una tibieza sobrenatural.

El profundo silencio de su interior comenzó a tener un lenguaje, tan
natural y amistoso, que deseaba no apartarse de el en ningún momento. Lo que la
llevo a una constante contemplación.La pequeña trascendía lo cotidiano de una manera natural.Desde muy dentro, desde sus propias profundidades ella se descubría
amada y única. Se experimentaba integrada y unificada a todo lo creado. La
experiencia de esta unicidad le descubría comprendiendo más allá de lo
comprensible, viendo y escuchando más allá de lo perceptible.

Ante una duda, el miedo, o una falta, se sostenía con la mas absoluta certeza
que la respuesta de consuelo estaba en la mirada sostenida de alguna persona
que ella “intuía” venia en nombre de Dios a darle una respuesta haciéndole sentir
una fuerza que la llenaba de un valor inexplicable. La paz interior que la
hacía vibrar, era la respuesta mas acabada de que “todo estaba bien”, de que
solo debía “confiar amar y esperar”. Esto la hacia sonreír frecuentemente. La hacía más exquisita y de alguna manera más especial. Sin dejar de ser
una pillo callejero, astuto y valiente. Resguardando celosamente su escondite
secreto.

Creció Berenice, viviendo las más extraordinarias situaciones de amor invisible.
Y lo hizo con la naturalidad que tiene los niños para amar. Solo que ella no
era consiente de que por sentirse abandonada su anhelo de amor trascendente, había
llegado a tanto. Configurando su espíritu humano en una herramienta tan
poderosa para su vida futura.

Cristina

jueves, 19 de enero de 2012

132 latidos en un cobre -1ra parte-

Vestían iguales pollera tableada azul marino, camisa blanca, medias y
zapatos negros y un gran moño azul adornaba el cabello levantado en “colas de
caballo”.



132 latidos guardados en un gran cofre.

Construido en tierra Argentina,
en una provincia fronteriza de tierra colorada, frondosa y bella en paisajes.El cofre…un colegio europeo donde las niñas internas, hijas de militares
eran custodiadas con la vida de soldados del ejercito.Fueron los tiempos de la guerrilla. Venían de todo el país, muy pocas
traían el terror en los ojos, solo algunas habían vivido el horror de quedarse
sin familia, por una bomba que hizo estallar sus vínculos destrozando hasta el
recuerdo de algún objeto familiar.

Berenice y su hermana eran la excepción. Estaban ahí por otra razón. La
disposición de un juez. Ellas debían ser cuidadas y educadas lejos del horror
del alcoholismo de un padre violento y de una madre periodista que tenía que
trabajar en paz. Lejos de la violencia familiar sosteniendo una actitud neutral
y pacifica en todo su ámbito laboral.

Berenice tenía seis años y su hermana apenas un año menos.Aprendieron rápido las normas y reglas del colegio, los horarios, las
tareas personales y las comunitarias.Berenice aprendió mejor y lo hizo solo para romperlas con astucia y
destreza de pillo callejero. Ademas tenía otros talentos, escribir cuentos, pintar sobre tela, tejer, bordar y era exquisita en sus modales. Y por encima de todo, amaba el silencio.

El escondite secreto en un escenario muy particular.

Una tarde de frío invierno, le dieron el mejor castigo comunitario por
incumplimiento de los mismos; Cambiar el agua de los jarrones de la capilla del
colegio.De hecho el agua nauseabunda no le afecto para nada el olfato.Ella puso a consideración otras cosas.La belleza de los iconos, (No había esculturas) Especialmente la
imponente y dulce imagen de Nuestra Sra. Del Perpetuo Socorro, desplegada sobre
un paño de terciopelo rojo, el mantel bordado maravillosamente con hilos de
plata y oro, que tocaban con suavidad el plesbiterio del altar. En el centro de
la mesa (del altar) una replica de la catedral de Ucrania, hecha en fundición, revestida
en plata. Adentro estaban las Sagradas Formas Eucarísticas. Y por último en un ángulo
una caja de vidrio cubría la
Santa Biblia abierta en la página de la lectura del día.El impacto que le causo no dejaba, de hacerla suspirar.El lugar era extraordinario, diáfano, suave, había tanta paz.

Así aquieto tanto sus emociones que se quedó sentada en “loto” a los
pies del altar y se durmió arrullada en el silencio.Cuando la encontraron ante las preguntas ella contesto: “Rezaba y me
dormí”.Su acto fallido: la habían descubierto. Pero ese era “su lugar”. Al día siguiente, entro a la capilla hizo una reverencia, levanto el
mantel y se metió bajo la mesa.El espacio breve y cálido cubierto por el enorme mantel hicieron que el psicoanálisis
dedujera (muchos años después) que había encontrado en ese lugar, volver las veces que quisiera “al
tibio útero de su gestación”. ¡Que placer!!

Cristina

miércoles, 18 de enero de 2012

Inesperadamente, la alegría feliz.



“mañana tengo que ir”. “Será muy importante para mi futuro”. “Todo me ira bien”!!
Se daba cuenta que toda su vida es como un campo de guerra y habrá muchas batallas.
Pero la que ella libra consigo misma, es la más cruel. Paradójicamente la crueldad con ella misma tiene que ver solamente con amarse. Reivindicar su propia dignidad.
Cuando terminó de cruzar la Plaza, miró hacia atrás y sonrió, unos niños jugaban alegres y ella no los advirtió. Volvió, se sentó en un banco y comenzó a sonreír de sus travesuras. Ella también había sido una niña, solo que se había olvidado por completos de aquellos tiempos.
Los veranos en el campo de su abuela, que compartía con sus primos.
Las siestas en el arroyo, pescando con una red de medias viejas.
Se acordó de Lucero un ternero que fue su más inolvidable regalo de cumpleaños. Lo cuidaba y vigilaba cada día, teniendo como compañía inseparable a Felipe un ganso guacho al que crío, dándole cada mañana pan mojado con leche. Felipe le dio una numerosa familia.
Con ellos, cada tardecita corría carrera hasta un árbol de naranjo. Cuando llegaba, se acostaba en el pasto con los brazos abiertos, y los gansos con graznidos alborotados se le subían encima, luego se sentaba los traía a su regazo y los imitaba con gritos roncos. Sonreía con esos recuerdos. En su vida, había vivido momentos maravillosos.
Traer al presente ese retazo de su infancia le alegró. Se levantó y mirando el colorido de las flores. Se volvió a repetir. ¡“Todo me irá bien”!

Cristina

martes, 17 de enero de 2012

Silencio, reinterpretar el presente


Como subir a escena sin palabras. Volviendo de nuevo a “ser” siendo otra.
Es tan inmenso el cambio. Que no alcanzan las palabras para explicar.
Lo más importante es escuchar. Aprender de nuevo, de cada cosa, de cada persona.

El silencio le ayuda a reflexionar a generar un espacio de objetividad. La sitúa ante todo en el lugar del otro. Es parte de todo y de todos. Su personaje está. Ama, comparte y actúa. Pero no tiene libreto. Tiene mucho para dar, pero lo que tiene, no es más importante.

Comparte todo, sin esperar nada a cambio. Sin invadir.
Situarse no es importante, es estar.
Del dolor aprende cada día, a nacer y morir para volver a nacer al despertar de cada día.

Piensa frecuentemente; ¡que difícil es el lenguaje de las simples actitudes! Esas que no traen tantas palabras, sino hechos concretos. Hechos, que regalan sonrisas y gratitud. Hechos que dejan paz y plenitud… Media vida le costo comprender.

Ahora le duele al extremo su humanidad. De nuevo el dolor la desafía a seguir.
El escenario, la escenografía y los personajes de su vida, tienen el brillo de una renovada esperanza. Sus pensamientos, sus sentimientos y su voluntad, son una unidad integra en si misma. Piensa con discreción: “fragilidad en la templanza”. Así sale a escena a desentrañar una nueva historia.

Cristina

lunes, 16 de enero de 2012

Los personajes del dolor


El padre alcohólico. Jamás dejará de amarlo, aunque dejo marcada su vida para siempre.

La madre ausente. No la comprendió hasta ser casi un adulto, y lo hizo cuando tuvo que salir a trabajar para mantener sola a sus hijos. Educarlos con el ejemplo y sobrellevar la soledad.

El esposo violento. Escondía una bestia brutal e inesperada. Su locura desencadenó en ella, la peor de las crisis afectivas. El día que le pidió que se fuera ya estaba enferma, habían nacido y fallecidos hijos. Deseaba con toda su alma salir del infierno.

El hombre que deseo amar, intento violar a su hija pequeña.

Ninguno de sus tres hijos, serán una garantía de personas realizadas. Lo que ella pudo dar y ser no alcanzará jamás. El dolor había abierto heridas en sus almas. Y ya no es su vida, sino la de ellos. Como ella, estos personajes tendrán que recapitular, para aprender lo más difícil. Ser feliz.

Cristina

domingo, 15 de enero de 2012

TOCANDO FONDO

Venía viviendo la vida protagonizando un papel de tragedia total.



Se detuvo el día que se le secaron los ojos de tanto llorar.
Encendió un cigarrillo, se sentó desplomándose exhaló la seca, miró al cielo pensando, No es “porqué”, es “para que”. A partir de allí el sentido de los acontecimientos vividos comenzó a cambiar.
Había tocado fondo. Se dio un empujón hacia arriba y subió casi volando. Traía otras respuestas, otros sentimientos y hasta se podría decir que era otra. Se descentro.
Buscar tantas respuestas, tantas razones y tantas explicaciones donde ya no las había o donde solo quedaba retazos de recuerdos, era perderse en sí misma.
El presente le gritaba otra cosa, y había que hacerse cargo. Había que dar respuesta inmediata a lo aprendido. La lección había terminado. Era momento de mejorar el personaje. Subir a escena con otro maquillaje. Y sin dejar de ser ella misma, le tocaba ser, el ser desafiante consigo misma.
El libreto tenía suficientes razones para cambiar su propio destino. Todos los finales eran buenos. Había que ponerle coraje hasta terminarlo y como se trataba de su propia vida valía la pena.
Ese “clic”, esa meta Noia es hasta hoy un misterio.
Me gusta su protagónico y todos los personajes que la rodean y que desentrañan una historia cada día. Me gusta.
Disfruto mucho de los excitantes y misteriosos desenlaces. Me conmueven y fortalecen.
Me gusta quedarme pensando… que los porqués son el para que de una pedagogía bien aprendida.

Cristina